En el marco del juicio de cesura realizado hoy el tribunal escuchó en primer lugar el testimonio de Juliana Pérez Pérez, de 23 años de edad, víctima y ex pareja del imputado, quien se explayó sobre las secuelas residuales que sufre luego de los ataques sufridos. En su testimonio señaló que a partir del 31 de Diciembre del año pasado "me cambio la vida". En ese contexto manifestó estar en constante tratamiento tanto médico como psicológico. Entre las secuelas de mayor gravedad mencionó la falta de memoria, que le impide seguir estudiando; la inmovilización de una mano debido a las lesiones sufridas en sus tendones; profusas cicatrices en su cráneo y falta de cabello. Desde el punto de vista psicológico señaló tener miedo constante, insomnio. "Antes era una persona alegre", resumió.
Luego prestó testimonio Yanina Macarena Pereyra, amiga de Juliana, quien se encontraba con ella al momento de la aparición de Morales Marín, y quien también resultara víctima. Mencionó que el ataque por parte del hombre fue violento, "no tuvo compasión" "me quería dar vuelta el cuello" entre otras consideraciones. Dijo haber estado acompañando a su amiga, debido al constante acoso que sufría por parte del imputado.
Luego se escucharon los testimonios de la psicóloga Graciela Aquilante, quien integrara el equipo profesional de la Oficina de Atención a la Víctima , la Dra. Verónica Martínez, Psiquiatra Forense y el forense Leonardo Sacomanno. Ambas profesionales coincidieron en la gravedad de los hechos, y con respecto las secuelas que sufre la joven Juliana. En este sentido Aquilante destacó que en los años trabajados en la OFAVI, no había visto un ataque de esta crueldad. Por su parte el médico forense detalló las lesiones sufridas y los informes realizados al respecto. Por su parte la defensa aportó el testimonio de Tamara Méndez y Angel Cárcamo, amiga personal y padre de crianza de Morales Marín, respectivamente. Ambos dijeron conocer al imputado, a quien consideran una persona buena. Cárcamo dijo "no entender que sucedió"...
Alegatos
El Fiscal Martín Lozada solicitó al Tribunal imponga 13 años de prisión efectiva. "Estuvo en peligro la vida de Juliana" señaló, destacando que no existió motivo alguno para realizar tan brutal ataque, "el sistema de justicia ya lo había advertido" señaló Lozada al recordar la orden de restricción que Morales Marín desobedeció.
Por su parte Juan Pablo Laurence, defensor oficial, solicitó 10 años de prisión efectiva para su pupilo, mencionado a su favor, haberse mostrado arrepentido y haber reconocido la autoría de los hechos endilgados.
Sentencia
Luego de la deliberación, el Tribunal consideró que efectivamente y tal como lo mencionara la Fiscalía en su alegato, el ataque tuvo una gravedad tal que puso en riesgo la vida de las jóvenes Juliana Pérez Pérez y Yanina Pereyra, con las secuelas que fueron expuestas tanto por las dos jóvenes víctimas como por los profesionales actuantes. Resaltó la agresividad desplegada por el imputado como un agravante. "No hay aspectos positivos" a meritar, señala el fallo. "..La edad de Morales Marín, -26 años- su educación -secundaria completa- amerita que se le pueda exigir la compresión de su accionar, el que "no tiene justificativo alguno". Por ello condenó a Daniel Alejandro Marin a la pena de 13 años de prisión efectiva.
Comunicación Judicial
Tercera Circunscripción