Tras acreditarse que efectivamente los árboles representaban un peligro, la titular del Juzgado dictó su primera sentencia, en la que ordenó a la Municipalidad “cortar raíces y podar ramas” del fresno y de una de las moras, y extraer completamente la mora restante, ubicada en el centro del tramo de vereda correspondiente al frentista, en la céntrica calle 25 de Mayo. La jueza fijó un plazo de cinco días para que se cumpla su fallo y advirtió que se cobraría al Municipio una multa (llamada astreintes) de 500 pesos por cada día de retardo injustificado en el cumplimiento.
Casi cinco meses después de dictada la sentencia, la Municipalidad trabajó sobre los árboles y con eso consideró cumplida la orden judicial. Inmediatamente, el frentista se presentó al juzgado con las fotos de cómo había quedado su vereda y denunció el incumplimiento del fallo: las raíces que levantaban la acera no habían sido cortadas y la mora, en vez de removida en su totalidad, había sido “mochada”, quedando en el lugar un tocón de casi 50 centímetros de altura.
Ante esa situación el vecino reclamó que se hiciera efectiva la multa hasta tanto la sentencia inicial fuera cumplida en su totalidad y comenzó entonces un derrotero de recursos que demandó más de tres años de tramitación. En medio, debido a que el tiempo pasaba, el juzgado autorizó al hombre a contratar por su cuenta la finalización de los trabajos, cargando los costos a la Municipalidad.
Los múltiples recursos presentados por el organismo público no encontraron eco en el Juzgado de Primera Instancia ni en la Cámara Civil de Roca. Finalmente, días atrás, la condena a pagar la multa quedó firme. De acuerdo con la liquidación de las astreintes, el incumplimiento de la sentencia se mantuvo durante más de 300 días, por lo que el Municipio fue condenado a pagar al frentista 156.000 pesos.