El caso se trató inicialmente en un juicio penal, donde el conductor del auto menor fue condenado a la pena de dos años de prisión en suspenso. Aceptó su culpa en un proceso abreviado.
El fallo dijo que “la cuestión a dilucidar radica en determinar la mecánica del siniestro de tránsito”. El perito señaló que el vehículo de menor porte habría ingresado levemente a la mano contraria, pero lo suficiente como para interactuar con el camión.
Explicó que “la calidad de embistente corresponde al Ford Mondeo y la de embestido el camión Scania”, ya que las pruebas permiten arribar a la conclusión de que el accidente ocurre dentro de la mano del camión y que el factor humano aporto la causa eficiente para que el accidente ocurra. Ambos circulaban a velocidad reglamentaria.
A la hora de ponderar la indemnización se tuvo en cuenta que un hijo manifestó que tenían proyectos en común con el papá fallecido, como explotar juntos un taxi. A partir de su muerte, el hijo sufrió episodios depresivos y trastornos de ansiedad, con una afectación de la vida diaria. Abandonó la secundaria y las actividades deportivas.
También presentó secuelas psicológicas su hija, con cambios emocionales repentinos y trastornos en los vínculos sociales.
De esta manera, tras analizar la totalidad de la prueba, el juez civil de Viedma hizo lugar a la demanda y condenó a abonar a cada hijo y a la esposa un millón de pesos.