La trabajadora de 45 años probó que se desempeñaba en un comercio que se dedica a fabricar milanesas de carne de vaca, pollo y rellenas. Sostuvo que llevaba a cabo sus labores sin ningún tipo de registración, ni elementos de seguridad. Y que le pagaban entre 350 y 400 pesos por jornada.
El día que sufrió el accidente la máquina se atoró con pan y ella introdujo su mano derecha para destrabarla, aunque quedó atrapada en el aparato. Sufrió trazos de fractura de la segunda y tercera falanges del segundo y tercer dedos, tenosinovitis de los tendones flexores superficial y profundo del segundo y tercer dedo. Debió ser operada y luego rehabilitada. Ante la falta de cobertura, afrontó todas las terapias con sus propios medios.
La médica laboral que analizó su caso determinó una incapacidad del 30,4%.
Las dos personas demandas no concurrieron a la audiencia de conciliación. Luego designaron a un abogado, pero también faltaron a la audiencia de vista de causa. Cuando se presentaron negaron la relación laboral con la mujer accidentada.
Los testigos que presentó la trabajadora confirmaron sus afirmaciones. También se conoció que la máquina que se utilizaba para fabricar las milanesas funcionaba de manera defectuosa.
La Cámara Laboral consideró válida la prueba presentada por la trabajadora y sobre la base de su edad y del porcentaje de incapacidad ordenaron una indemnización de 1.392.204,96 pesos. Los demandados también deberán pagar los gastos del juicio, lo que incluye honorarios de abogados y de los peritos.