La familia del niño consignó en la demanda que dejó a la criatura cerca de las cinco de la tarde. Estaba por comenzar el verano y el cumpleaños se festejaba al aire libre en una chacra que contenía varios juegos, entre ellos un tren y una calesita. Después del incidente supieron que el espacio de recreación no contaba ni con seguro ni con la habilitación de la municipalidad de Cipolletti.
El papá del nene ya se estaba en su casa cuando recibió el llamado telefónico de la mamá de la cumpleañera. La charla fue breve, aunque escuchó que su hijo se había lastimado en la calesita y regresó rápido para asistirlo. El lugar tampoco tenía un botiquín de primeros auxilios, ni cartelería informativa acerca del uso de los juegos. Afortunadamente otra mamá que participaba de la fiesta era pediatra y contuvo al niño hasta que lo llevaron a una clínica.
Estuvo varios días internado y con uno de los dedos del pie muy comprometido. Es que su pierna se había quedado atascada entre la base de la calesita y el suelo. Ese espacio, según se consignó en la demanda, no tenía ningún tipo de protección. Los daños y perjuicios reclamados tuvieron como base la ley de defensa del consumidor.
Cuando los propietarios de la chacra fueron notificados de la demanda llegaron a un acuerdo transaccional con el niño y su familia. Esa etapa, prevista en el código procesal civil, fue homologada por el juzgado que intervino. Se fijó así una compensación económica por dos millones de pesos sin necesidad del dictado de una sentencia.