La política pública de despapelización y digitalización de trámites ha trascendido a cada presidencia del Superior Tribunal de Justicia en los últimos años. En ese contexto se lograron implementar varias experiencias que permitieron ahorrar toneladas de papeles, con una ganancia ambiental y de acortamiento de plazos.
Uno de los hitos fue el abandono de la práctica de cosido de expedientes con hilo y aguja. Otro, la no impresión en papel de los recibos de sueldos. Se suma también el convenio para digitalizar los pedidos de captura y la profundización de otros procedimientos en marcha, como las notificaciones electrónicas y los juicios ejecutivos íntegramente digitales. También, la reforma procesal penal, con respaldo videograbado que reemplaza al expediente papel.
En ese escenario, la política de “despapelización” se fortaleció durante los últimos años y en 2018 se consolidó el objetivo de incorporar definitivamente el expediente digital en todos los Fueros, como ya ocurre en los procesos Penales y en algunos procesos del Fuero Civil.
Durante la pandemia se aceleraron algunos procesos de digitalización con la puesta en marcha de la Mesa de Entradas de Escritos Digitales (MEED), la consolidación del sistema Puma y la obligatoriedad del uso de la firma digital.
Todos los desarrollos fueron propios, a cargo de los y las profesionales que integran el área de Informatización de la Gestión Judicial, y posibilitaron un salto cualitativo que no sólo permitió la continuidad del servicio en el contexto de la pandemia, sino que consolidó para el futuro la política de modernización definida por el STJ.
En consecuencia el consumo de papel cayó en un 67% desde el año 2012. Durante ese periodo el Poder Judicial adquirió 27.950 resmas, pero el año siguiente bajó a 23.650 resmas, luego a 26.004 y finalmente, en 2021, a 9.200 resmas de papel.